Sufismo - Tariqa Qadiría Butchichía


La fraternidad

Dios dice en el Corán:" Manténte unido con quienes invocan a su Señor mañana y tarde por deseo de agradarle ¡ No quites los ojos de ellos por el deseo de las cosas de este mundo! ¡ No obedezcas a aquél cuyo corazón hemos hecho que se despreocupe de Nuestro recuerdo, que sigue su pasión y se conduce insolentemente!".

El primero de los compañeros del discípulo será su Guía y su visita es de un enorme interés porque él es a la vez un remedio y un espejo puro que refleja la luz de Dios. En presencia delSheykhla purificación del corazón evoluciona a un ritmo rápido, porque él mismo es un modelo de valores de santidad, más si el discípulo se encuentra en su compañía, es incitado a impregnarse de ese estado y a integrar esos valores. Porque le ha sido dado de purificar su corazón y dominar su ego el Guía está enteramente investido por la Presencia de Dios. Muerto a sí mismo en tanto que individuo, él es pura transparencia de la Realidad Divina; cada uno de sus gestos y de sus palabras refleja la calidad particular de esa Presencia y por la función que le ha sido conferida tiene una virtud educativa para el discípulo, sin que ello sea el resultado de una voluntad particular. Como un espejo nítido y puro, elSheykhnos reenvía también la imagen exacta de nuestro corazón, con todas sus asperezas. Debido a esto, en presencia del Guía no se trata de no estar distraído ni un solo momento, bien al contrario hay que estar atento y despierto y parar atención en todos los signos, verbales o no-verbales, que pueden tener alusiones para el discípulo. Incluso en algunas conversaciones de supuesto carácter anodino pueden esconderse indicaciones muy valiosas" incluso cuando os hablo de vuestro jardín os hablo de la Unidad" nos diceSidi Hamza.

La visita al Guía constituye igualmente una ayuda directa muy importante su forma física es el soporte de su realidad espiritual, el hecho de reencontrarlo físicamente permite una mejor aprehensión de la presencia que lo habita y, como consecuencia, orientarse correctamente hacia esa Realidad.

Un dicho sufí habla de que" aquél que camina sólo, camina con Satán ".En efecto, un camino en solitario deja siempre abierta la puerta a las sugestiones del ego sin que uno mismo lo perciba. El ego posee una inmensa capacidad de dar buenas razones, loables intenciones y buenas excusas para justificar las peores de nuestras pasiones. El trato con los otros discípulos ayuda a clarificarnos por el efecto del trabajo que resulta de la fraternidad espiritual, en la cual no deben haber intereses ni expectativas personales que enturbien los corazones. Es fácil pretender ser tolerante cuando uno está sólo en casa pero es mucho más difícil serlo realmente sobretodo cuando nos cruzamos con alguien con quien no estamos de acuerdo sobre algo que nos es próximo. El ego nos puede hacer creer que somos muy serviciales y descubrir que, de hecho, nos sentimos superiores; exactamente igual puede suceder con la humildad. O creernos generosos y descubrir lo mal que le sienta a uno dar ciertas cosas en ciertos momentos.

La fraternidad no consiste en estar siempre juntos sino en comunicar juntos. En virtud de aquellas palabras que dicen que" el creyente es el espejo para el creyente", la reunión con los otros discípulos nos ayuda a limpiarnos. Las conversaciones con ellos son siempre de una riqueza inestimable porque ahí está la educación del Guía y su obra. Todos estamos alimentados por él, él desvela a través de cada uno una modalidad de la presencia particular que es la suya, como un recuerdo. Por otra parte, el término árabe que designa las conversaciones (muddhakara)proviene de la misma raíz que la palabradhikr.Cada discípulo representa una faceta del Sheykh. Aprendiendo a conocerse, a cambiar juntos, como los compañeros de camino que de manera desinteresada se dirigen en la misma dirección, los discípulos aprenden a conocer la forma de su propio ego y a reforzarse mutuamente en la Vía de Dios. Cuando uno se enfrenta a dificultades, los otros le sostienen. Ciertas nociones como la fraternidad, la solidaridad, la ayuda, toman rápidamente forma en el seno de la comunidad: por el hecho de que cada uno está aquí por Dios, el Socorro divino llega para facilitar las cosas, tal y como lo indican las palabras de Dios en boca del Profeta (hadith qudsi)" Mi Amor ayuda a ponerse derechos a todos aquellos que me aman". No se trata de una cuestión moral o de un esfuerzo, sino realmente de un compartir que se opera de manera natural, de un sentimiento que engrandece el corazón del discípulo en la medida en que la toma conciencia que la educación del Guía está en los actos de cada instante. Esta unión de corazones es tan extremadamente poderosa que torna las relaciones más fáciles, independientemente de nuestra propia voluntad. Es una joya inexplicable y espontanea que brilla en las asambleas de losfoqqarassin que nadie pueda atribuirle una causa concreta. Incluso las fricciones que pueden siempre aparecer entre los discípulos participan también de la limpieza del corazón. Como los dedos de una mano, los discípulos se rozan pero siempre están unidos porque pertenecen a la misma mano.

En la lucha contra nuestro ego, el individualismo es una cuestión que debe ser sobrepasada. El hecho de ir mas allá de uno mismo para ponerse al servicio de una realidad que siempre nos supera, de aprender a dar preferencia a los demás antes que a uno mismo, es una parte importante de la educación espiritual. Una Vía es una comunidad espiritual donde a veces recibimos y a veces damos; y cuanto más damos más recibimos. Como dice el proverbio sufí" Da lo que tienes en el bolsillo y Dios te dará lo que está en el misterio ":al inicio siempre hay el acto de dar y enseguida, como consecuencia, recibir para poder dar de nuevo. Pero cuando damos conviene recordar las palabras del Evangelio que indican"que tu mano derecha ignore lo que hace la izquierda" afín de evitar que nuestro ego no se apodere de nuestro don para inscribirlo en su provecho y atribuirse así el mérito.

Una de las formas del ofrecimiento es también la actividad que uno desarrolla en la comunidad. La razón misma de la existencia de esta comunidad, y de todas las relaciones que se esdivces en su seno, es la presencia del Guía y la autorización recibida para comunicar la Vía. Las relaciones en el seno de la comunidad se tejen alrededor de la existencia de éste secreto y de ésta autorización. El sirr es como la fuente que está en medio del jardín e irriga todo sus alrededores, es decir, nuestros corazones, nuestras relaciones, comportamientos, actitudes, todo...Sidi Hamzadice a menudo que" ElSheykhhace nacery losfoqqaraeducan".

Está claro que elSheykheduca pero el significado es que elsirrhace nacer las cosas: es como el agua que se derrama y los discípulos los jardineros que la canalizan y la hacen llegar hasta el punto donde debe llegar con el objetivo de transmitir su poder y fuerza de transformación. La comunidad pues tiene un rol y está ahí para cumplir una función. Alrededor de esta fuente central y principal del sirr se esdivcen muchos canales posibles con el fin de facilitar la circulación delsirr.El discípulo, que representa éste canal, ésta correa de transmisión, se convierte a la vez en aquél que recibe y aquél que da. A partir del momento en el cual está ligado a la Vía y al trabajo que se realiza, cada uno recibe y transmite el secreto, tenga o no conciencia de ello. Por esto nunca se debe pensar que hay personas o cosas más importantes que otras: cada uno es importante porque cada uno lleva y trasmite este sirr, lo cual constituye una gracia y una responsabilidad. Por esto mismo se utilizan los términosSidi y Lala(Señor y Señora) para designar respectivamente a mujeres y hombres de la Vía pues ellos son un recuerdo constante de este respeto y ésta importancia que conviene dispensar a cada persona. Cada uno, allá donde esté, tiene que tratar de ser mejor para ser los mas transparente posible, para no convertirse en un punto de retención y obstáculo para elsirr.

Al mismo tiempo, al igual que en todo jardín, hay unas reglas y funciones a tener en cuenta y respetar para que el secreto se comunique en los lugares más recónditos, que toque e irrigue a todo el mundo. Es esta intención la que debe animar las relaciones entre los discípulos. Cada uno es un mediador vivo para el otro, cada uno, por su actitud y comportamiento, facilita esta corriente; el sirr pasa de uno a otro. Y conviene estar atento al menor detalle que podría crear un obstáculo, porque nosotros estamos al servicio de algo que nos sobrepasa infinitamente.

La fraternidad es también un medio de caminar hacia Dios, de ir hacia la fuente original. Las transparencias sucesivas de unos y otros hacen que los discípulos estén más y más unidos. La transparencia perfecta es el corazón del Guía puesto que es un corazón que ha destruido todos los ídolos y reposa en el estado de servitud absoluta, el estado donde uno es verdaderamente servidor de Dios. Orientarse hacia el Sheykh es orientarse hacia esa transparencia, absorverla y comunicarla a los demás. Si nos abandonamos a ella estamos fortaleciendo nuestro ego y entorpeciendo su influencia. Si, al contrario, abandonamos nuestros prejuicios, nos rebajamos y nos ponemos a su servicio podemos contribuir a transmitir alguna cosa. Debemos esforzarnos por ser lazos vivos que fructifican los unos en los otros, y fructificando los otros uno se fructifica a sí mismo; dando uno recibe para sí. Es este el verdadero sentido de la fraternidad, mas allá de los aspectos puramente psicológicos y exteriores que son inherentes al funcionamiento de todo grupo humano.